Al visitar Cuenca de Campos, en la Tierra de Campos vallisoletana, el hidrólogo se encuentra algo que puede pasar desapercibido. Parece que el nombre del pueblo se debe a su posición topográfica, en una depresión del terreno. Es posible que debido a esta situación, la localidad se inundara con cierta periodicidad, por lo que en 1798 se construye un canal colector -conocido como la Ría- para resolver estos problemas. El diseño técnico se debió a los arquitectos Vicente Rodríguez y Fernando Sánchez Pertejo, nombrados por el Consejo Real.
El canal tiene dos ramales que, partiendo desde el oeste, rodean al pueblo hasta desaguar en el arroyo de la Villa. Se complementa la obra del cauce con una serie de puentes, muros y calzadas, utilizándose para ello piedra caliza del castillo de Montealegre, que se colocó en los muros, roscas de los arcos y guardaruedas, con mampuesto amasado con cal y arena para los rellenos. El importe fue de 118.662 reales.
No fue, sin embargo, eficaz la obra en la tarde del 11 de junio de 1874, cuando una tormenta arruinó 95 casas y se llevó la vida del niño Máximo Vázquez, que fue arrastrado por la corriente mientras trataba de recuperar la gorra que se le había caído al agua.
Como propuesta, sería interesante mejorar la vegetación arbórea que acompaña el canal, consiguiendo una interesante diferenciación paisajística, en estos terrenos dominados por formas horizontales que caracterizan la comarca. No hay que olvidar que Cuenca se encuentra entre Villalón y Medina de Rioseco, en un recorrido que siguen numerosos turistas de interior, atraídos por la oferta fomentada por la Diputación Provincial.
Fuente: Ernesto Escapa. "Tierra de horizontes. Viajando por la provincia de Valladolid". Diputación de Valladolid. 2000.
jueves, 26 de octubre de 2017
martes, 11 de abril de 2017
domingo, 18 de octubre de 2015
Grupo de Urueña sobre el paisaje
El pasado sábado 17 de octubre se reunión el Grupo de Urueña sobre el paisaje. Se trata de un grupo multidisciplinar coordinado por Joaquín Díaz, que analiza y reflexiona sobre el paisaje, su percepción, su degradación y sus problemas. Sin duda que en los próximos meses tendremos novedades interesantes sobre este grupo. De momento os dejamos el "manifiesto acerca del paisaje" elaborado en 2005.
MANIFIESTO ACERCA DEL PAISAJE (2005)
Dada la importancia que últimamente se está dando a la conservación de determinadas creaciones del ser humano –monumentos, parajes recreados por la mano del individuo, mentalidad y expresiones populares- se hace necesaria una lectura plural de esas creaciones a la luz de diferentes disciplinas, así como una acción integradora –una “ingeniería social”, en afortunadas palabras de Lorenzo Cara Barrionuevo-, para que los futuros estudios que se emprendan sobre el tema complejo descubran todas las facetas del acuciante problema y para que las soluciones estén basadas en premisas sólidas y sean correctamente aplicadas. A tal fin, se proponen una serie de puntos de arranque, en los que convendría ponerse de acuerdo antes de elaborar cualquier proyecto relacionado con la protección de tan ingente patrimonio:
1. La naturaleza como tal ha dejado de existir. Cualquier pensamiento que incluya el concepto de “naturaleza” sin especificar el grado de intervención humana será incompleto o falso.
2. El paisaje, como elemento abarcable y definible de aquella misma naturaleza intervenida, es el resultado de multitud de aciertos y contradicciones históricas y sociales que han venido modificando su primitiva esencia. Abarcando sucesivos paisajes, y considerado como un conjunto de parajes que se complementan hasta formar un espacio con unos límites determinados –que no necesariamente
deben ser visuales-, está el territorio.
3. En la modificación del paisaje ha intervenido la mano del hombre pero también innumerables y sucesivas tecnologías agropecuarias que han llegado a crear un medio -que hasta ahora se denominaba rústico o rural para diferenciarlo del generado en espacios donde se concentraba la población-, cuyos patrones han cambiado con tanta celeridad en los últimos tiempos que ya no se pueden calificar con el término “tradicional” sin provocar equívocos.
4. La mayoría de las normativas que han servido para crear jurisprudencia en torno al territorio y a su uso por el ser humano han ido derivando desde la defensa del patrimonio común hacia la atención a intereses particulares, primando la realidad productiva sobre el disfrute colectivo del paisaje y potenciando políticas socioeconómicas de corto alcance por encima de visiones de conjunto con más amplio futuro. El resultado de esas políticas es la creación de situaciones ficticias en las que ni siquiera importan el desarrollo agropecuario o la economía local, sino los vaivenes de intereses mercantiles o macroeconómicos cuyos orígenes o consecuencias están muy lejos del ámbito en que se aplican.
5. Desde el momento en que el paisaje es el resultado de una serie de elementos relacionados entre sí y abarcables para la vista humana, cualquier intervención del individuo sobre aquél debería estar marcada por el respeto al estilo resultante de la evolución histórica, a las características medioambientales o ecológicas y al sociosistema. Observando el entramado de este último convendría advertir, además, que el paisaje no es sólo la representación de una realidad más o menos compleja, sino el conglomerado de sensaciones –sentimientos estéticos y emocionales- que produce su visión en el ser humano, para quien el paisaje viene a ser un libro sobre el que puede leer el pasado y el presente de aquella misma sociedad en la que ha nacido y vive.
6. Dentro del paisaje cultural –es decir, dentro del entorno en el que el individuo vive, convive y desarrolla su creatividad- se están originando desde hace casi un siglo “espacios turísticos”, o sea
fragmentos o enclaves del territorio que, por razones estéticas, históricas o ambientales, representan un patrimonio digno de admirar por gentes que llegan de otras áreas y capaz de generar actividades económicas diversas y distintas de las que habitualmente mantuvieron a los habitantes de esos espacios. El peligro de que esos mismos “espacios turísticos” contribuyan a deteriorar artificialmente la zona e introduzcan acciones depredadoras en el medio ambiente, se deriva del hecho de que quienes habitualmente invaden esos territorios ni proceden del entorno cultural, ni respetan la idiosincrasia de quienes allí viven, ni se mueven bajo los mismos parámetros socioeconómicos.
7. Las intervenciones que se realicen sobre el paisaje deben responder a dos principios básicos: el conocimiento histórico de la evolución y alteración sufridas por ese mismo paisaje y la seguridad de que dichas intervenciones se realizarán en beneficio de un desarrollo sostenible e inteligente del territorio, ajustándose no sólo a técnicas sino a la valoración y al respeto ambiental. Sólo así podrá decirse que la relación entre cultura y paisaje tiene verdadero sentido y es lógica.
8. La sociedad, por tanto, debe implicarse en la cultura ambiental, participar activamente en la gestión y defensa del paisaje así como en la planificación del uso del territorio, defendiendo actuaciones
que generen desarrollos sostenibles y rechazando intervenciones agresivas que alterarían irreversiblemente la identidad social y cultural del territorio en beneficio de intereses espurios o ajenos al bien colectivo. No se trata tampoco de conservar a ultranza o reconstruir artificiosamente, sino de renovar con sentido común respetando una funcionalidad lógica y coherente.
9. La defensa del paisaje como patrimonio por parte de la sociedad y de los responsables de la administración pública deberá, en suma, incluir la consideración de ese paisaje como un conjunto de valores en los que la arquitectura popular, la red de infraestructuras que surcan el territorio, la artesanía productiva, la organización agropecuaria del espacio y otros factores confluyan para crear ese tesoro común en el que el individuo se sienta representado y por el que pueda manifestar admiración o emoción. Para ello además convendrá evitar políticas contradictorias en las áreas
agroambientales, que por un lado traten de aplicar actuaciones sostenibles y por el otro administren subvenciones condicionadas exclusivamente por políticas de producción.
MANIFIESTO ACERCA DEL PAISAJE (2005)
Dada la importancia que últimamente se está dando a la conservación de determinadas creaciones del ser humano –monumentos, parajes recreados por la mano del individuo, mentalidad y expresiones populares- se hace necesaria una lectura plural de esas creaciones a la luz de diferentes disciplinas, así como una acción integradora –una “ingeniería social”, en afortunadas palabras de Lorenzo Cara Barrionuevo-, para que los futuros estudios que se emprendan sobre el tema complejo descubran todas las facetas del acuciante problema y para que las soluciones estén basadas en premisas sólidas y sean correctamente aplicadas. A tal fin, se proponen una serie de puntos de arranque, en los que convendría ponerse de acuerdo antes de elaborar cualquier proyecto relacionado con la protección de tan ingente patrimonio:
1. La naturaleza como tal ha dejado de existir. Cualquier pensamiento que incluya el concepto de “naturaleza” sin especificar el grado de intervención humana será incompleto o falso.
2. El paisaje, como elemento abarcable y definible de aquella misma naturaleza intervenida, es el resultado de multitud de aciertos y contradicciones históricas y sociales que han venido modificando su primitiva esencia. Abarcando sucesivos paisajes, y considerado como un conjunto de parajes que se complementan hasta formar un espacio con unos límites determinados –que no necesariamente
deben ser visuales-, está el territorio.
3. En la modificación del paisaje ha intervenido la mano del hombre pero también innumerables y sucesivas tecnologías agropecuarias que han llegado a crear un medio -que hasta ahora se denominaba rústico o rural para diferenciarlo del generado en espacios donde se concentraba la población-, cuyos patrones han cambiado con tanta celeridad en los últimos tiempos que ya no se pueden calificar con el término “tradicional” sin provocar equívocos.
4. La mayoría de las normativas que han servido para crear jurisprudencia en torno al territorio y a su uso por el ser humano han ido derivando desde la defensa del patrimonio común hacia la atención a intereses particulares, primando la realidad productiva sobre el disfrute colectivo del paisaje y potenciando políticas socioeconómicas de corto alcance por encima de visiones de conjunto con más amplio futuro. El resultado de esas políticas es la creación de situaciones ficticias en las que ni siquiera importan el desarrollo agropecuario o la economía local, sino los vaivenes de intereses mercantiles o macroeconómicos cuyos orígenes o consecuencias están muy lejos del ámbito en que se aplican.
5. Desde el momento en que el paisaje es el resultado de una serie de elementos relacionados entre sí y abarcables para la vista humana, cualquier intervención del individuo sobre aquél debería estar marcada por el respeto al estilo resultante de la evolución histórica, a las características medioambientales o ecológicas y al sociosistema. Observando el entramado de este último convendría advertir, además, que el paisaje no es sólo la representación de una realidad más o menos compleja, sino el conglomerado de sensaciones –sentimientos estéticos y emocionales- que produce su visión en el ser humano, para quien el paisaje viene a ser un libro sobre el que puede leer el pasado y el presente de aquella misma sociedad en la que ha nacido y vive.
6. Dentro del paisaje cultural –es decir, dentro del entorno en el que el individuo vive, convive y desarrolla su creatividad- se están originando desde hace casi un siglo “espacios turísticos”, o sea
fragmentos o enclaves del territorio que, por razones estéticas, históricas o ambientales, representan un patrimonio digno de admirar por gentes que llegan de otras áreas y capaz de generar actividades económicas diversas y distintas de las que habitualmente mantuvieron a los habitantes de esos espacios. El peligro de que esos mismos “espacios turísticos” contribuyan a deteriorar artificialmente la zona e introduzcan acciones depredadoras en el medio ambiente, se deriva del hecho de que quienes habitualmente invaden esos territorios ni proceden del entorno cultural, ni respetan la idiosincrasia de quienes allí viven, ni se mueven bajo los mismos parámetros socioeconómicos.
7. Las intervenciones que se realicen sobre el paisaje deben responder a dos principios básicos: el conocimiento histórico de la evolución y alteración sufridas por ese mismo paisaje y la seguridad de que dichas intervenciones se realizarán en beneficio de un desarrollo sostenible e inteligente del territorio, ajustándose no sólo a técnicas sino a la valoración y al respeto ambiental. Sólo así podrá decirse que la relación entre cultura y paisaje tiene verdadero sentido y es lógica.
8. La sociedad, por tanto, debe implicarse en la cultura ambiental, participar activamente en la gestión y defensa del paisaje así como en la planificación del uso del territorio, defendiendo actuaciones
que generen desarrollos sostenibles y rechazando intervenciones agresivas que alterarían irreversiblemente la identidad social y cultural del territorio en beneficio de intereses espurios o ajenos al bien colectivo. No se trata tampoco de conservar a ultranza o reconstruir artificiosamente, sino de renovar con sentido común respetando una funcionalidad lógica y coherente.
9. La defensa del paisaje como patrimonio por parte de la sociedad y de los responsables de la administración pública deberá, en suma, incluir la consideración de ese paisaje como un conjunto de valores en los que la arquitectura popular, la red de infraestructuras que surcan el territorio, la artesanía productiva, la organización agropecuaria del espacio y otros factores confluyan para crear ese tesoro común en el que el individuo se sienta representado y por el que pueda manifestar admiración o emoción. Para ello además convendrá evitar políticas contradictorias en las áreas
agroambientales, que por un lado traten de aplicar actuaciones sostenibles y por el otro administren subvenciones condicionadas exclusivamente por políticas de producción.
viernes, 16 de octubre de 2015
Nuevo libro
El agua es fundamental para la vida del hombre, tanto directamente (el ser humano necesita beber agua con cierta frecuencia) como indirectamente (riego de cultivos, producción de energía, procesos industriales, abastecimiento de ganado, etc.). Por este motivo siempre ha habido una preocupación por captar este recurso, almacenarlo y utilizarlo de forma adecuada.
Especialmente en zonas alejadas de los cursos de agua permanentes, pronto surgió la necesidad de recoger agua, y seguramente las primeras formas de hacerlo fueran agujeros excavados en el suelo o en la roca. Posteriormente, estas técnicas irían evolucionando, y además de captar el agua de lluvia y escorrentía, se buscaron otras fuentes como el agua atmosférica y de nieblas y rocíos, o el agua subterránea. De esos sencillos hoyos, se pasaría a captaciones más complejas, canalizaciones, presas etc. Hoy se sabe que hace más de 9.000 años ya se trabajaba en estos sistemas de transporte y almacenamiento.
El agua para el riego de cultivos también tiene una gran antigüedad. Una de las instalaciones de recolección de escorrentía más antigua y perfectamente estudiada por el botánico hebreo Michael Evenari, que se encuentra en el desierto del Neguev (Israel) se data hace unos 4.000 años. Estos sistemas poseían áreas productoras de escorrentía y zanjas, que permitían el cultivo de cereales en una región con precipitación anual media de sólo 100 mm.
Debido a su singularidad, el estudio de los sistemas hidráulicos tradicionales debe ser abordado desde metodologías y criterios propios, que pueden ser englobados dentro de dos materias hermanas de reciente aparición: la Etnohidrología y la Etnohidráulica. La primera se define como el estudio sobre el conocimiento tradicional sobre el ciclo del agua y sus componentes (precipitación, evapotranspiración, intercepción, escorrentía e infiltración) así como de las avenidas y la relación de estas con las costumbres de los pueblos. La Etnohidráulica, por su parte, es el conjunto de técnicas y sistemas de captación, conducción, almacenamiento, aprovechamiento y uso del agua dentro de las tradiciones y costumbres de los pueblos.
En este trabajo se definen y clasifican las técnicas o sistemas hidráulicos tradicionales, poner las bases científicas para su estudio y protección y, sin propósito de exhaustividad, realizar una descripción de las principales técnicas de captación y uso del agua utilizadas de forma tradicional en todo el mundo.
El conocimiento tradicional debe constituir uno de los cimientos de las sociedades modernas. En “El disputado voto del señor Cayo”, Miguel Delibes dice en boca de Víctor: “¿qué va a ocurrir aquí el día en que en todo este podrido mundo no quede un solo tío que sepa para qué sirve la flor del saúco?". Por eso es nuestra obligación conocer, apreciar y proteger los sistemas hidráulicos tradicionales, así como entregárselos a las futuras generaciones, como expresión de una cultura que nunca debe perderse, así como muestra patente del uso racional e inteligente de los recursos hídricos locales, asociados a las comunidades que fueron poblando los diferentes paisajes de nuestro planeta.
Especialmente en zonas alejadas de los cursos de agua permanentes, pronto surgió la necesidad de recoger agua, y seguramente las primeras formas de hacerlo fueran agujeros excavados en el suelo o en la roca. Posteriormente, estas técnicas irían evolucionando, y además de captar el agua de lluvia y escorrentía, se buscaron otras fuentes como el agua atmosférica y de nieblas y rocíos, o el agua subterránea. De esos sencillos hoyos, se pasaría a captaciones más complejas, canalizaciones, presas etc. Hoy se sabe que hace más de 9.000 años ya se trabajaba en estos sistemas de transporte y almacenamiento.
El agua para el riego de cultivos también tiene una gran antigüedad. Una de las instalaciones de recolección de escorrentía más antigua y perfectamente estudiada por el botánico hebreo Michael Evenari, que se encuentra en el desierto del Neguev (Israel) se data hace unos 4.000 años. Estos sistemas poseían áreas productoras de escorrentía y zanjas, que permitían el cultivo de cereales en una región con precipitación anual media de sólo 100 mm.
Debido a su singularidad, el estudio de los sistemas hidráulicos tradicionales debe ser abordado desde metodologías y criterios propios, que pueden ser englobados dentro de dos materias hermanas de reciente aparición: la Etnohidrología y la Etnohidráulica. La primera se define como el estudio sobre el conocimiento tradicional sobre el ciclo del agua y sus componentes (precipitación, evapotranspiración, intercepción, escorrentía e infiltración) así como de las avenidas y la relación de estas con las costumbres de los pueblos. La Etnohidráulica, por su parte, es el conjunto de técnicas y sistemas de captación, conducción, almacenamiento, aprovechamiento y uso del agua dentro de las tradiciones y costumbres de los pueblos.
En este trabajo se definen y clasifican las técnicas o sistemas hidráulicos tradicionales, poner las bases científicas para su estudio y protección y, sin propósito de exhaustividad, realizar una descripción de las principales técnicas de captación y uso del agua utilizadas de forma tradicional en todo el mundo.
El conocimiento tradicional debe constituir uno de los cimientos de las sociedades modernas. En “El disputado voto del señor Cayo”, Miguel Delibes dice en boca de Víctor: “¿qué va a ocurrir aquí el día en que en todo este podrido mundo no quede un solo tío que sepa para qué sirve la flor del saúco?". Por eso es nuestra obligación conocer, apreciar y proteger los sistemas hidráulicos tradicionales, así como entregárselos a las futuras generaciones, como expresión de una cultura que nunca debe perderse, así como muestra patente del uso racional e inteligente de los recursos hídricos locales, asociados a las comunidades que fueron poblando los diferentes paisajes de nuestro planeta.
jueves, 21 de mayo de 2015
lunes, 4 de mayo de 2015
II Foro del Medio Rural
Dentro de unos días participaremos en el II Foro del Medio Rural de Ávila, organizado por la Asociación "Amigos de Mesegar de Corneja". Una gran iniciativa en la que intentaremos aportar nuestro pequeño grano de arena,
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Sistemas hidráulicos tradicionales (SHT)
martes, 27 de mayo de 2014
Leído en internet: Reconocimiento mundial para sistemas agrícolas tradicionales
Seis sistemas agrícolas tradicionales en China, Irán y Corea del Sur que destacan por sus características únicas y enfoques sostenibles, han sido designados Sistemas ingeniosos del patrimonio agrícola mundial (SIPAM) por la FAO. Entre ellos figuran una antigua red de regadío de cultivos en Irán que ha sobrevivido durante casi tres mil años, un sistema de 22 000 kilómetros de muros construidos con piedra volcánica negra en Corea del Sur, y los arrozales en terraza de regadío en Cheongsando, en el mismo país asiático.
La lista incluye también tres lugares en China: el sistema agrícola Xinghua Duotian, famoso por su método de utilización de la tierra y el agua; el sistema de cultivo histórico de té y jazmín de la ciudad de Fuzhou; y los huertos de dátiles tradicionales de Jiaxian. Estos nuevos lugares fueron reconocidos oficialmente durante la reunión del Comité Científico y Directivo del SIPAM celebrada del 28 al 29 de abril en la sede de la FAO en Roma. Las nuevas designaciones elevan a 31 el número de lugares SIPAM en 14 países de África, Latinoamérica y Asia. Estos lugares se consideran modelos de innovación, sostenibilidad y capacidad de adaptación, aportando importantes beneficios para el ecosistema.
La lista incluye también tres lugares en China: el sistema agrícola Xinghua Duotian, famoso por su método de utilización de la tierra y el agua; el sistema de cultivo histórico de té y jazmín de la ciudad de Fuzhou; y los huertos de dátiles tradicionales de Jiaxian. Estos nuevos lugares fueron reconocidos oficialmente durante la reunión del Comité Científico y Directivo del SIPAM celebrada del 28 al 29 de abril en la sede de la FAO en Roma. Las nuevas designaciones elevan a 31 el número de lugares SIPAM en 14 países de África, Latinoamérica y Asia. Estos lugares se consideran modelos de innovación, sostenibilidad y capacidad de adaptación, aportando importantes beneficios para el ecosistema.
La Directora General Adjunta de la FAO para Recursos Naturales, Maria Helena Semedo, ha pedido que se designen más lugares similares en el mundo y medidas concretas para mejorar la conservación y el intercambio de conocimientos sobre sus métodos consagrados por el tiempo. "Los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) se han forjado a lo largo de siglos, capitalizando las experiencias acumuladas de comunidades rurales y pueblos indígenas de todo el mundo", indicó Semedo, destacando la conveniencia de que los sistemas hayan sido reconocidos durante el Año Internacional de la Agricultura Familiar. "Además de proporcionar múltiples bienes y servicios, alimentos y seguridad para los medios de subsistencia –añadió-, los sistemas SIPAM han permitido preservar una importante biodiversidad agrícola, ecosistemas resilientes, paisajes sobresalientes, y un valioso patrimonio cultural".
Conservación para un futuro más sostenible
La Iniciativa de Asociación de los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) fue lanzada por la FAO en 2002 durante la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo, Sudáfrica. A partir de 2005, la FAO puso en marcha programas piloto SIPAM en seis países: Argelia, Chile, China, Perú, Filipinas y Túnez. Durante la reunión de dos días en Roma, los participantes compartieron información sobre estas experiencias piloto y las lecciones aprendidas a través del trabajo realizado a nivel local y nacional sobre una serie de intervenciones, incluyendo la creación de capacidad y la promoción de políticas. El Comité Directivo examinó nuevos lugares para su posible inclusión en los SIPAM y mantuvo un amplio debate sobre la manera de intensificar los esfuerzos para conservarlos. Se habló también de fortalecer y ampliar los lugares SIPAM y su programa de trabajo, a fin de garantizar la protección y conservación dinámica de sistemas agrícolas únicos en todo el mundo. El trabajo de los SIPAM con los gobiernos y las comunidades cuenta con el apoyo de programas de la FAO y donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Gobierno de Alemania y otros socios.
Más información sobre los nuevos lugares SIPAM
Entre los nuevos lugares SIPAM se incluyen tres en China, uno en Irán y dos en Corea del Sur:
China – Sistemas de cultivo de jazmín y té de la ciudad de Fuzhou
Los chinos cultivan jazmín desde hace más de 2 000 años, pero el jazmín de Fuzhou es famoso debido a su clima favorable y la invención del método de aromatizar el té. Dado que los árboles de jazmín y té crecen en ambientes diferentes, los habitantes de Fuzhou han creado paisajes verticales en los que pueden cultivar té y jazmín en niveles separados y microclimas diferentes.
China - Cultivos tradicionales de dátiles de Jiaxian
El azufaifo es una especie única de dátil originaria de China. Situado en el cañón Jinshaan, en el curso medio del río Amarillo, el distrito de Jia pasa por ser el lugar con una trayectoria más longeva en el cultivo del azufaifo, de más de mil años de antigüedad, y que incluye todo el proceso de domesticación del azufaifo amargo salvaje. La comarca de Jia es propensa a frecuentes sequías, haciendo que los árboles de azufaifo sean vitales para las familias locales. Estos árboles frutales también desempeñan un papel medioambiental clave, protegiendo frente a las tormentas de arena y preservando el agua y el suelo en una meseta con escasa vegetación.
China – Sistema agrícola Xinghua Duotian
Xinghua es conocida como la "ciudad de las mil islas", debido a su impresionante red de campos de cultivo elevados rodeados de agua. La zona de Xinghua estuvo históricamente situada en tierras bajas y sufría frecuentes inundaciones de sus numerosos lagos. Los habitantes de Xinghua elevaron los campos con soportes de madera y montones de barro, convirtiendo el amplio suministro de agua en un sistema de regadío.
Irán - Sistemas qanat de regadío del patrimonio agrícola de Kashan, provincia de Isfahán
La tecnología de regadío qanat y el sistema de conocimientos asociado en Irán, se remontan al menos al año 800 AC, y la región Kashan tiene uno de los sistemas agrícolas persas más antiguos de este tipo. El sistema qanat ha sostenido la seguridad alimentaria y los medios de vida al suponer una fuente segura de agua para los agricultores familiares tradicionales en zonas por lo general secas, donde la agricultura no resultaría posible de otro modo.
Corea del Sur – Cheongsando
En el siglo XVI, los residentes del archipiélago de Cheongsando empezaron a utilizar piedra local para crear un sistema de arrozales en terrazas regados por un original sistema subterráneo. Enfrentados a un suelo arenoso, rocoso y a la escasez de agua, los residentes construyeron acueductos que pudieran proporcionar y drenar agua a la vez. Los arrozales de regadío en terrazas de Gudeuljang se encuentran en todo Cheongsando, archipiélago de 14 islas de unos 43 km2. Campesinos de diferentes arrozales aúnan esfuerzos en un sistema cooperativo para mantener las infraestructuras y tomar decisiones sobre el uso colectivo del agua.
Corea del Sur – Jeju
La isla volcánica de Jeju está situada al sur de la península de Corea, con un suelo arenoso y rocoso donde el agua tiende a drenarse. La población ha utilizado piedras del suelo para construir más de 22.000 kilómetros de vallas a modo de cortavientos y detener la pérdida de agua y suelo, preservando la biodiversidad local en el proceso. Protegida por los muros batdam, la agricultura en la isla de Jeju ha sobrevivido a desastres naturales durante más de mil años, aunque ahora se enfrenta a nuevos desafíos, como la creciente urbanización.
Fuente: FAO
Conservación para un futuro más sostenible
La Iniciativa de Asociación de los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) fue lanzada por la FAO en 2002 durante la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo, Sudáfrica. A partir de 2005, la FAO puso en marcha programas piloto SIPAM en seis países: Argelia, Chile, China, Perú, Filipinas y Túnez. Durante la reunión de dos días en Roma, los participantes compartieron información sobre estas experiencias piloto y las lecciones aprendidas a través del trabajo realizado a nivel local y nacional sobre una serie de intervenciones, incluyendo la creación de capacidad y la promoción de políticas. El Comité Directivo examinó nuevos lugares para su posible inclusión en los SIPAM y mantuvo un amplio debate sobre la manera de intensificar los esfuerzos para conservarlos. Se habló también de fortalecer y ampliar los lugares SIPAM y su programa de trabajo, a fin de garantizar la protección y conservación dinámica de sistemas agrícolas únicos en todo el mundo. El trabajo de los SIPAM con los gobiernos y las comunidades cuenta con el apoyo de programas de la FAO y donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Gobierno de Alemania y otros socios.
Más información sobre los nuevos lugares SIPAM
Entre los nuevos lugares SIPAM se incluyen tres en China, uno en Irán y dos en Corea del Sur:
China – Sistemas de cultivo de jazmín y té de la ciudad de Fuzhou
Los chinos cultivan jazmín desde hace más de 2 000 años, pero el jazmín de Fuzhou es famoso debido a su clima favorable y la invención del método de aromatizar el té. Dado que los árboles de jazmín y té crecen en ambientes diferentes, los habitantes de Fuzhou han creado paisajes verticales en los que pueden cultivar té y jazmín en niveles separados y microclimas diferentes.
China - Cultivos tradicionales de dátiles de Jiaxian
El azufaifo es una especie única de dátil originaria de China. Situado en el cañón Jinshaan, en el curso medio del río Amarillo, el distrito de Jia pasa por ser el lugar con una trayectoria más longeva en el cultivo del azufaifo, de más de mil años de antigüedad, y que incluye todo el proceso de domesticación del azufaifo amargo salvaje. La comarca de Jia es propensa a frecuentes sequías, haciendo que los árboles de azufaifo sean vitales para las familias locales. Estos árboles frutales también desempeñan un papel medioambiental clave, protegiendo frente a las tormentas de arena y preservando el agua y el suelo en una meseta con escasa vegetación.
China – Sistema agrícola Xinghua Duotian
Xinghua es conocida como la "ciudad de las mil islas", debido a su impresionante red de campos de cultivo elevados rodeados de agua. La zona de Xinghua estuvo históricamente situada en tierras bajas y sufría frecuentes inundaciones de sus numerosos lagos. Los habitantes de Xinghua elevaron los campos con soportes de madera y montones de barro, convirtiendo el amplio suministro de agua en un sistema de regadío.
Irán - Sistemas qanat de regadío del patrimonio agrícola de Kashan, provincia de Isfahán
La tecnología de regadío qanat y el sistema de conocimientos asociado en Irán, se remontan al menos al año 800 AC, y la región Kashan tiene uno de los sistemas agrícolas persas más antiguos de este tipo. El sistema qanat ha sostenido la seguridad alimentaria y los medios de vida al suponer una fuente segura de agua para los agricultores familiares tradicionales en zonas por lo general secas, donde la agricultura no resultaría posible de otro modo.
Corea del Sur – Cheongsando
En el siglo XVI, los residentes del archipiélago de Cheongsando empezaron a utilizar piedra local para crear un sistema de arrozales en terrazas regados por un original sistema subterráneo. Enfrentados a un suelo arenoso, rocoso y a la escasez de agua, los residentes construyeron acueductos que pudieran proporcionar y drenar agua a la vez. Los arrozales de regadío en terrazas de Gudeuljang se encuentran en todo Cheongsando, archipiélago de 14 islas de unos 43 km2. Campesinos de diferentes arrozales aúnan esfuerzos en un sistema cooperativo para mantener las infraestructuras y tomar decisiones sobre el uso colectivo del agua.
Corea del Sur – Jeju
La isla volcánica de Jeju está situada al sur de la península de Corea, con un suelo arenoso y rocoso donde el agua tiende a drenarse. La población ha utilizado piedras del suelo para construir más de 22.000 kilómetros de vallas a modo de cortavientos y detener la pérdida de agua y suelo, preservando la biodiversidad local en el proceso. Protegida por los muros batdam, la agricultura en la isla de Jeju ha sobrevivido a desastres naturales durante más de mil años, aunque ahora se enfrenta a nuevos desafíos, como la creciente urbanización.
Fuente: FAO
miércoles, 23 de enero de 2013
Agua en Oriente
Uno de los lugares más sorprendentes y desconocidos de Valladolid es el Museo Oriental de los Padres Agustinos Filipinos. En su loable labor misionera en Asia, recogieron una preciosa colección de objetos etnográficos y artísticos de gran interés para los orientalistas y para los legos en la materia. A continuación se muestran algunas imágenes relacionadas con el agua.
Porteador de agua (Yokohama, 1890). El oficio de porteador era muy común en el antiguo Japón.
Noria de arcaduces (siglo I d.C.)
La agricultura es la actividad básica de los pueblos de las montañas al norte de Luzón (Filipinas). Los Ifugao, Bontoc, Kalinga del Sur, Ibbaloi, Tinguian y Kankanai cultivan el arroz de regadío en terrazas, mientras que los Gaddang, Isneg o Apayao y Kalinga del Norte cultivan arroz de secano en campos obtenidos cortando y quemando los árboles. La tenaz labor de los Ifugao, Bontoc y Kankanay ha transformado las ladera en campos de terrazas. Desde hace unos 2.000 años los Ifugao han superado la escasez de terreno llano con un trabajo paciente y dificil realizando una obra maestra de la técnica agrícola. Se ha calculado que el conjunto de muros construidos sumando unos a otros supera los 19.000 Km de longitud. Los Bontoc, cuyas terrazas llegan a los 1.700 m de altitud, han construido muros de hasta 15 m de altura para arrozales de 3 m de anchura. Existe un eficaz sistema de canalización de agua de las lluvias. Mediante canales, muchos de ellos de caña de bambú, el agua se transporta desde las cumbres hasta los arrozales. La distribución de las aguas está controlada y regulada por un antiguo código legal que pasa de padres a hijos.
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Gamellones en Guadalaviar
Gamellones de pino silvestre de Guadalaviar (Teruel). La foto no es nuestra y desconocemos su autor, pedimos disculpas por ello. Si alguien lo conoce, que nos lo comunique.
sábado, 2 de abril de 2011
Charca en Urueña
Estanque en el monasterio de Yuste
viernes, 29 de enero de 2010
Pozo-aljibe en Ávila
Cigüeñal en Nava de Francia
Casa sobre la acequia de Gea
domingo, 6 de diciembre de 2009
Fuente en La Alberca
Bomba eólica en Tuineje
sábado, 5 de diciembre de 2009
Bancales del valle del Tiétar
Bancales en Casillas (Ávila) con castaños
Bancales con olivos en el Barranco de las Cinco Villas
Los bancales permitieron cultivar terrenos de fuertes pendientes. Además constituyen técnicas de conservación de suelos y de aguas, es decir, portegen el suelo de la erosión, al fomentar la infiltración del agua. En esta comarca del valle del Tiétar, en el sur de Ávila, son una seña de identidad del paisaje, acogiendo olivos, higueras, vides y castaños, principalmente.
Pozo-aljibe de El Rebollar
Esta interesantísima construcción tenía cuatro funciones: pozo (para aprovechar el agua subterránea), aljibe (para recoger agua de escorrentía superficial), albrevadero (en forma de "L") y chozo de pastor. Se sitúa en el paraje "El Rebollar", un enclavado del municipio de Valladolid, entre las localidades de Ciguñuela y Robladillo.
Las Arcas Reales de Valladolid
Este arca (depósito) forma parte de las Arcas Reales de Valladolid, construidas en el siglo XVI para llevar agua a la ciudad de Valladolid, captándolas de un manantial y llevándola a la ciudad mediante la "traida de aguas" de Argales. El proyecto fue un encargo de Felipe II al arquitecto Juan de Herrera.
domingo, 29 de noviembre de 2009
Fuente de Bonilla de la Sierra
Barranco aterrazado o varello en Cella
Los barrancos aterrazados son barrancos que se cruzan por unos muretes de piedra para detener el agua y así poder cultivar sobre el lecho del barranco, y evitar la erosión. Me comenta Andrés Martínez de Azagra que estos sistemas se llaman "varellos" en Aragón (aunque en algunas zonas se pronuncie "varelos". Varello significa en Aragonés "vallejo, pequeño valle o vaguada". No tiene por qué estar abancalado para que reciba tal nombre. Si las represas son de tierra hablan de "margines" para distinguirlos de los auténticos bancales (que están perfilados con piedras). En los Monegros se habla de "vales"en vez de valles.
Hemos localizado varellos en diversas zonas de la provincia de Teruel: Ejulve, Albarracín, Bezas, etc. El de la foto es de Cella.
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Barrancos aterrazados,
Varellos
Gallipuente de San Blas
Alcantarillas de Geria
Estas alcantarillas recogen el agua pluvial que se concentra en la calle y la conducen, bajo la casa, hasta la parte trasera. Lo peculiar en este caso es que estas alcantarillas se construyeron junto a la casa que, aunque ahora aparece rehabilitada, fue construida en el siglo XVII o XVIII. Geria (Valladolid).
Fuentes de la Alhambra
Alcantarilla o Casa del Agua de Santa Brígida
sábado, 28 de noviembre de 2009
Balsa-abrevadero en Mingorría
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